El verano es una época en la que, si puedes disfrutar de algún rato de soledad al aire libre, la lectura es un buen entretenimiento y puedes por fin leer/acabar esos libros que la rutina diaria no te permite.
La lectura aporta bienestar y nos permite concentrarnos en una historia o un mundo absorbente, mientras desconectamos de los aparatos electrónicos y los ruidos que nos rodean.
Con la lectura, podemos viajar a cualquier lugar y vivir historias que difícilmente podríamos realizar, es el pasaje a un viaje mediante nuestra imaginación.
Beneficios de leer en verano
Leer en verano es beneficioso tanto para adultos como para niños, especialmente para éstos últimos. Las vacaciones de verano son un periodo no lectivo largo para los/las más pequeñ@s y si no se practica, se pierden parte de las habilidades de lectura.
Un estudio de la Universidad de Tennessee (Richard Allingont et col.) afirma que la lectura en verano es fundamental para la infancia en edad escolar. No practicar la lectura en verano puede suponer hasta 2-3 meses de retroceso en habilidades lectoras y lingüísticas, mientras que leer frecuentemente en verano hace que los niños avancen un mes de destreza en lectura.
Según el estudio, este efecto es acumulativo, con lo que, en el transcurso de 3 veranos, un niño/a lector habrá avanzado casi un año de aprendizaje respecto a un niño/a no lector.
Fomentar la lectura desde la infancia es muy importante, es un hecho constatado que las personas en las que se fomenta la lectura desde la infancia leen más, desarrollan habilidad lectora y habilidades cognitivas que los llevarán a leer más en la edad adulta. Por el contrario, los niños/as que comienzan tarde y con poca asiduidad, experimentan dificultades que los pueden llevar a leer cada vez menos.
Luz solar exterior y lectura
Leer al aire libre, con luz solar exterior, puede ser un placer que nos transporte rápidamente a un estado de relajación y liberador de estrés similar al producido al dar un paseo.
Un reciente estudio (2) de la Facultad de Optometría de la Universidad Estatal de Nueva York ha encontrado que la luz solar es beneficiosa para las células cerebrales visuales, potenciando su capacidad para distinguir detalles sutiles.
Según la investigación llevada a cabo, el contraste visual aumenta al aire libre, con lo que leer bajo la luz de sol estimularía al cerebro más que bajo una luz artificial. Con la luz exterior, aumentan los niveles de contraste entre el claro de las páginas y el oscuro de las letras, lo que facilitaría su visualización.
Lugares donde leer al aire libre
Si bien en invierno puede ser un placer leer un libro cómodamente sentado al lado de una chimenea, según donde vivas, son pocos los ratos donde un agradable sol de invierno permita la lectura en el exterior.
En verano, sin embargo, hay lugares que son idóneos para relajarse mediante la lectura, bien sea exclusivamente, o complementándola con otras actividades.
Leer en la playa o la piscina, por ejemplo, son sensaciones placenteras y relajantes, que nos desconectan de nuestra rutina diaria y de lo que nos rodea.
Leer en un parque puede ser lo que más llega a asemejarse a estar en plena naturaleza entre los árboles, pero con la comodidad de poder sentarte en un banco a leer mientras escuchas el trinar de los pájaros.
Por supuesto, que una alternativa para encontrar un rato libre que leer, es poder leer en el balcón de casa…nos permite escapadas fugaces, al exterior y sin salir de casa.
Luz de lectura, ¿cálida o fría?
Los expertos aseguran que la luz del sol es preferible a la luz artificial para leer, aunque en la mayoría de las ocasiones nos tendremos que conformar con esta última.
En todo caso, si dependemos de la luz artificial para leer, se recomienda que se utilicen dos lámparas, una cerca del objetivo y otra como luz ambiental. La luz que nos enfoca al texto, debe estar situada de frente a la mano (si vamos a escribir) o de tal manera que no nos hagamos sombra nosotros mismos.
En la iluminación de una casa nos podemos encontrar con luz cálida (tono amarillento) o luz fría (tono blanco-azulado). Aunque la luz cálida proporciona un ambiente más acogedor y puede utilizarse como luz ambiental, para el foco de luz hacia el texto es recomendable utilizar una luz fría, más parecida a la luz natural, nos permite mantener mejor la concentración y cansa menos la vista.
Aunque los fluorescentes también proporcionan luz fría, debemos descartarlos de nuestra sala de lectura, ya que el parpadeo que producen incrementa el cansancio de los ojos.
En resumen, la luz solar es la más adecuada para leer, aunque los expertos recomiendan que mejor de forma atenuada, a través de unas cortinas o a través del reflejo…a continuación os explicamos porqué.
La sensibilidad a la luz en verano
El exceso de luz nos puede molestar a todos, por eso es común que en verano utilicemos gafas de sol. Este efecto se puede incrementar si tenemos los ojos claros, llegando a poder sufrir fotofobia.
La fotofobia es frecuente en personas con albinismo, y en menor medida, en personas con ojos claros. Es una molestia ocular que se produce ante una iluminación excesiva.
Si bien hemos leído los beneficios de la lectura con luz solar, hemos de tener algunas precauciones, especialmente si vivimos en zonas muy soleadas.
El reflejo que produce el sol en el blanco de las páginas puede deslumbrarnos sin que seamos conscientes de ello. En una revista, con hojas satinadas, es mucho más evidente que el reflejo de la luz solar es demasiado intenso y el blanco brilla demasiado.
Los libros producen un efecto absorbente, ya que la luz solar nos permite leer fácilmente y sin aparente molestia, pero el blanco del papel iluminado nos va deslumbrando.
¿No te ha ocurrido que después de estar leyendo en el balcón, entras en la casa y estás totalmente deslumbrado, viendo luces de colores? Es algo similar al efecto que produce la nieve o el mar.
Es normal que después de haber estado un rato con una intensidad de luz alta, puedas sentir picor, algo de irritación y sequedad en los ojos. Para evitar estas molestias, te recomendamos que te apliques un colirio o gotas para los ojos irritados.
¿Así que, cómo lo hacemos? Si eres algo sensible a la luz solar y vas a leer en un sitio donde la intensidad de la luz es alta, te recomendamos que utilices unas gafas de sol de una categoría adecuada que atenúe la intensidad lumínica según necesites.
¡Aprovecha el verano y adéntrate en historias maravillosas!
Bibliografía
(2) Dr. Hamed Rahimi-Nasrabadi and collaborators in the laboratories of Jose Manuel Alonso, MD, PhD, at the State University of New York College of Optometry.