En un momento en el que nos vemos obligados a permanecer en casa durante un largo periodo de tiempo, es saludable conocer el impacto que ello tiene sobre nuestro cuerpo para poder prevenirlo en la medida de lo posible.
Efectos anímicos
Son muchas las personas que dedican gran parte de su tiempo al ocio digital. En sesiones cortas, no debe ser un problema. Sin embargo, permanecer diariamente frente al televisor puede provocar depresión y sensación de soledad, además de una bajada de defensas y un fomento de las patologías derivadas del sedentarismo.
Seremos susceptibles a la información que vayamos adquiriendo. Es fácil desarrollar estrés y ansiedad si no limitamos nuestro consumo de información. Tanto es así, que nuestro nivel de vulnerabilidad puede llegar a inducirnos a la obsesión.
Debemos limitar nuestra adquisición de información. Dosificando el uso de redes sociales y el consumo de noticias seguiremos informados sin contribuir con el empobrecimiento de nuestro estado de ánimo.
Además, renunciar a una rutina constante empeora la calidad del sueño. Cuando estamos en casa por largos periodos de tiempo le quitamos al cerebro las señales que indican que se acerca el momento de descanso: nos movemos de nuestro puesto de trabajo, no estamos expuestos a la luz solar, etc.
Para gozar de una calidad de sueño aceptable deberemos marcarnos rutinas saludables que podamos repetir diariamente. Levantarnos temprano y vestirnos nada más lo hacemos ayudará a nuestro cerebro a interpretar mejor el momento de descanso al desvestirnos. Combinarlo además con una rutina diaria de cuidados mejorará nuestro estado físico.


Efecto físico
Nuestro estado de ánimo y el estrés pueden pasarnos factura a nivel físico. La dermatitis atópica y la psoriasis rosácea pueden empeorar debido al estrés, la ansiedad o la depresión. Además, es posible empezar a percibir una mayor caída del cabello debido al pico de estrés.
Seguir los consejos para nuestro estado anímico ayudará a no desarrollar estas dificultades.
La dermatitis puede darse de manera recurrente en nuestras manos si aumentamos la frecuencia con la que nos las lavamos o si utilizamos productos químicos para limpiar frecuentemente. Deberíamos utilizar guantes siempre que sea posible.
Hacer uso de la calefacción por un tiempo prolongado también puede derivar en complicaciones oculares. Es conveniente que no pasemos frío, pero ventilar correctamente nuestra casa es primordial para nuestra salud ocular y respiratoria.
Además, el sedentarismo al que nos veremos atados si no hacemos nada para remediarlo, puede dar lugar a problemas como la foliculitis por oclusión, erupciones cutáneas en el tronco por la alteración en la eliminación del sudor, problemas circulatorios en las piernas, varices agravadas, fotoenvejecimiento e incluso problemas dermatológicos.
Para prevenirlo, es importante pautar una rutina de ejercicios que active nuestra circulación de manera regular.
El uso prolongado de pantallas puede derivar en fatiga ocular y estrés visual, que nos conduciría a sufrir patologías como sequedad ocular, hipersensibilidad a la luz, ojos lagrimosos y dolor de cabeza. Para ello, deberemos prevenir el estrés ocular.

